Al deportista lo hace el deporte y no la especialidad.
Después de mucho tiempo sin coger la bici poco más de cuatro sesiones en el rodillo los meses previos, sin llegar a salir a la carretera, completé una aventura que recordaré para siempre...
En un mundo lleno de fugitivos el que transita el justo camino parece huir 🌍
El próximo día 18, dentro de cuatro días, se cumplirá el decimotercer aniversario de la muerte de mi padre. En diciembre del año 2011 le diagnosticaron un cáncer de pulmón terminal, que ocho meses después acabaría con su vida. Y desde entonces la mía ha ido enfocada a llevar a cabo iniciativas que, usando el deporte como herramienta, me hagan sentir y estar en paz. Trece años destinados a conseguir fondos para la investigación, entre otras muchas causas que se me han ido cruzando en el camino. Y todos los justificantes que guardo en un par de archivadores de tapas negras en casa de mi madre, avalan los casi 300.000€ conseguidos durante todo este tiempo.
Lo hago porque quiero y de la forma que puedo, con más corazón que medios y el patrocinio de un grupo de amigos que siempre están dispuestos a echar una mano, sin esperar nada a cambio. No le debo nada a nadie y eso me hace ser y sentirme libre a la hora de pensar y escribir ciertas cosas.
En los últimos años se me han ido acercando personas como las moscas van a la mierda (en este caso la mierda soy yo 💩), que en su momento vieron en mí a esa gallina de los huevos de oro a la que sin ningún tipo de escrúpulos le cortan el pescuezo y se usa para hacer caldo cuando deja de poner. Incluso algunos se atrevieron a alzar la voz porque el caldo no estaba lo suficientemente sabroso para sus exquisitos paladares, que no han visto un gallinero de cerca en su vida y piensan que los huevos nacen de una planta. Y otra cosa no, pero huevos tengo bastantes 🐓
Me he visto llevando a cabo iniciativas solo, mientras que los representantes de la causa para la que lo hacía (en el mejor de los casos) aparecían para "recoger el cheque" y sacar una foto una vez terminado el evento. También recorriendo kilómetros por una causa y teniendo que pagarme hasta el menú del día al cruzar la meta, siendo consciente de que poniendo mi careto, mi tiempo y mi esfuerzo se habían conseguido reunir más del doble de los fondos necesarios para la causa por la que me había vestido de corto.
Podría contar tantas cosas que perdería el rumbo por el que lo hago y eso tampoco me gustaría. Es más, si algo me sienta bien no es lo conseguido, sino como lo hemos hecho posible y toda la buena gente con la que hemos compartido el trayecto. Quienes han estado cerca de mí saben que esto es así.
Me cansa ver iniciativas en las que se gasta más en parafernalia y adornos que la propia donación para la finalidad con la que se enmascaran ciertos retos y organizaciones. Marcas, grandes marcas, que hacen caja poniendo un lazo rosa en la cuenta bancaria para sentirse mejor. Cada uno somos responsables de nuestros actos y en torno a ellos se puede salir a la calle con la cabeza más o menos alta. La mía va erguida, con la vista al frente, siempre fijada en el horizonte.
Porque ser íntegro es hacer lo correcto aunque nadie no esté mirando.
🚴🚴
El pasado sábado día 9 de agosto, Roberto Camblor y yo completamos los 276 kilómetros que componen la N-634 a su paso por Asturias, desde la frontera con Cantabria hasta Castropol a favor de la Asociación Asturiana de Esclerosis Múltiple (AADEM). Y lo hicimos muy bien escoltados y asistidos por un grupín de amigos, que desde que nos propusimos llevar a buen puerto la iniciativa mostraron su compromiso con la causa sin pedir ni esperar nada a cambio. Imprescindibles e incondicionales, así son ellos.
Yo no daba un duro por mí. Iba a la aventura como el que se apunta a una maratón y sale a correr cuatro días por el paseo fluvial las dos semanas previas. Pero eso también me hizo recordar lo importante que es estar ahí aunque el peso de mi "ego deportivo" estuviera sujeto por cuatro palillos. De eso se trata, de ampliar el campo de visión mucho más allá de nuestro propio ombligo.
366 kilómetros pedaleando en el rodillo durante el mes de julio había sido toda la preparación con la que afrontaba un reto, que nos llevaría a estar pedaleando durante 9 horas, 52 minutos y 9 segundos a una velocidad media de casi 28 km/h por un recorrido que llegó a acumular 2.966 metros de desnivel positivo.
Son poco más de las 21:00 horas del viernes y nos acercamos a cenar al Llagar de Keira (Colombres), negocio que regenta una familia que se hace querer. Personas que te hacen mucho más fácil el camino y te recuerdan que siempre hay gente buena, dispuesta a tender una mano. Volveremos para devolver parte del cariño recibido.
En mi caso sin apenas pegar ojo y tras desayunar en una estación de servicio próxima a la salida, a las 7:30 horas comenzamos a pedalear con un pequeño hándicap: había que pasar cuanto antes el tramo de carretera que une Ribadesella con Arriondas, ya que se celebraba el Descenso Internacional del Sella con todo lo que conlleva. Con los cinco sentidos activados pero sin mayores dificultades, entre coches, vespas y personas que transitaban por el arcén, pasamos una zona que nos había comido bastante la cabeza las horas previas. ¡Mira que no hay días en el año para hacerlo coincidir!
Un gel de 75 gramos con una cápsula de sales y un bote de 750 ml de bebida EnergyPro Keepgoing cada noventa minutos aproximadamente fue mi estrategia nutricional. No comí nada sólido hasta coronar el Alto de La Espina (km 192), siendo esta la zona más "dura" de la ruta debido a la espesa niebla y la lluvia presentes durante toda la ascensión. Un pincho de tortilla de jamón con una Coca-Cola, compartido con el resto de la tropa que nos esperaban ilusionados, resultó ser el mayor de los manjares.
Con los depósitos llenos de energía y la moral por las nubes, sabía que en cuanto el GPS reflejara el kilómetro 200 ya estaba todo hecho. Era una barrera mental que tenía que desbloquear para, a partir de ahí, empezar a descontar kilómetros con el convencimiento de que llegaríamos a tiempo para abrazarnos y emocionarnos antes de celebrar nuestro particular éxito con pulpo, zorza y lacón, todo ello regado con buenas dosis de ribeiro... ¡y un chupito de licor café para rematar la faena!
Qué sensación tan bonita ha sido llegar a la meta y recibir el cariño de aquellos que me quieren, sin juzgarme. Me aceptan como soy, con mis muchas sombras, a las que siempre intento ponerles un foco de luz.
Nosotros pusimos nuestras piernas, nuestras bicis, nuestro tiempo y nuestro dinero para costearnos los gastos derivados de la iniciativa. Todas las donaciones que nos habéis ido haciendo llegar, todas, han sido destinadas a la causa. Por ello, fuera cual fuera el resultado final, podíamos situarnos en la salida con la cabeza muy alta y orgullosos, muy orgullosos, de nuestra forma de actuar.
Tenemos una lista con nombres y apellidos de los 106 donantes que le habéis dado sentido a nuestra aventura de cruzar Asturias de este a oeste, una lista que guardaremos con cariño a modo de recordatorio a ese mantra que dice: ninguno de nosotros es mejor que todos nosotros juntos.
José, Toña, Bea, Elena, Natalia, Llara, Saúl, Manuel Ángel, Jesús, Susana, Noelia, Rubén, Berta, Susana, Lucas, Miguel, Manuel Alberto, José Ramón, Amparo, Amelia, José Luis, Jorge, Clara Isabel, María del Mar, Verónica, Valeriano, Jorge, Iván, María Jesús, María Antonia, Mariano, Mónica, Cloe, María Dolores, Ernestina, Daniel, Carlos, Delia, María José, Monserrat, Celestina, Germán, Mónica, Noelia, Julia, Elizabeth, María Luz, Felisa, Zoilo, Orfelina, Antonia, Lucía, Lorena, Pedro, María Teresa, Almudena, Ricardo, Iván, Carmen, Francisco, Noelia, Francisco Enrique, Marcos, Olga, Llara, Teresa, Óliver, Ignacio, Isabel, Ana Belén, Adrián, Pascual, Alfredo, Miguel Ángel, Elisabet, José Bernardo, Raúl, Pedro, Roberto, Carmen, Lucía, Lorena, Adanelis, Rossana, Helena, Raimundo, Beatriz, Isaac, Tamara, Pablo, Abraham, Juan, Kepa, Begoña, Tiano, Marcos José, Dulce, Miguel, Javier, David, Lolo, Belarmino Jesús, Gloria, Jonatan...
¡1.506 millones de gracias a quienes lo habéis hecho posible!
Unas horas después de bajarnos de la bici, el mismo domingo por la mañana mientras desayunábamos en la terraza de una cafetería en Ribadeo, con toda la honradez del mundo, tanto como la humildad con la que afrontamos el trayecto, dejamos hecha la aportación para la causa 💸
Hay pequeños pasos que se merecen un aplauso porque nos permiten avanzar mucho más de lo que parece. Pequeños/grandes pasos que pasarán desapercibidos para casi todo el mundo, pero que hacen un poco más bonito el de todas las personas que forman parte de la Asociación Asturiana de Esclerosis Múltiple.
Sumamos una aventura más a la mochila de la vida. Una nueva experiencia en la que yo solo fui una de las patas que sujetaron una iniciativa en la que Roberto fue mi compañero de fatigas. Un "líder" y un amigo con el que cruzaría España, el mundo, si me lo pidiera. Eso sí, siempre que Natalia, Rubén, Manu, Noelia, Tere, Clara, Manuel, Mariano... y todos los que de una forma u otra nos acompañaron durante el trayecto, estuvieran presentes, siempre bajo la batuta de nuestra capitana Sonia.
Tengo unos amigos que no me los merezco. Son un regalo 💝
195metrosPodcast es un espacio que nace en octubre de 2021 a través de los micrófonos de Radio San Martín con la intención de informar, pero sobre todo de dar voz a todos esos deportistas que luchan a diario por conseguir sus metas. También a profesionales del sector, organizadores de pruebas y representantes de instituciones y clubes.
Después de 62 programas emitidos a través del 107.1 FM, llega "Conversaciones a Pie de Pista", un nuevo formato más ligero, un "aquí te pillo, aquí te mato" grabado aún con las JOMA puestas y el sudor en la frente después de un entrenamiento de series, un fartlek, una tirada larga... o tras diez horas en bicicleta de ruta por Asturias.
El martes, aún con la resaca de un gran fin de semana presente, Manuel Cernuda fue el encargado de entrevistarnos a Roberto y a mí en el undécimo programa del podcast. Hablamos de la parte deportiva y la parte emocional del reto, también sobre lo que conlleva ser solidario y poner la cara por causas nobles. Todo ello desde la naturalidad que aporta una conversación en una terraza de bar.
🎧 Pincha aquí para escuchar el podcast en Spotify
En una temporada no queremos ver una bici ni en pintura... ¡¿ O sí...!?
Continuará... 😉
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