Soy un fiel defensor del entrenamiento indoor. Es más, creo poder asegurar que durante mi trayectoria deportiva seguramente haya completado más kilómetros sobre una cinta y/o un rodillo que en la calle.
El 4 de marzo de 2018 me proclamé Campeón de España de Duatlón M.D., registrando en meta el mejor crono de los casi mil participantes en Grupos de Edad, tras completar el mejor segmento ciclista y la segunda mejor carrera a pie tras la T2. Y lo hice después de haber preparado la prueba encerrado entre las cuatro paredes de una cochera, durante cuatro meses corriendo y pedaleando en soledad, en los que no sumé ni un solo entrenamiento al aire libre y tras un paréntesis de cinco años sin participar en ningún duatlón.
Por ello pienso que el entrenamiento bajo techo y sin moverse del sitio es muy eficaz, ya que optimizas el tiempo, que en multitud de ocasiones durante el año puede resultar escaso. Además es irrebatible que una sesión de 60 minutos pedaleando sobre el rodillo son 60 minutos de trabajo, mientras que en la calle se reduce en un porcentaje muy elevado el tiempo real de pedaleo, debido a que la inercia o la propia orografía nos permiten tomarnos varias pausas/descansos durante nuestro entrenamiento.
A tener en cuenta, el hecho de carecer de estímulos hace que aumente la percepción de esfuerzo, el entrenamiento sea más monótono y se haga más largo; cosa que por otra parte -y como no hay mal que por bien no venga- hace que se trabaje la fuerza mental, tan importante para los deportistas que amamos las largas distancias.
Ahora bien, correr en la cinta no es lo mismo que correr en la calle y tampoco es recomendable que se convierta en un sustitutivo del running outdoor. Entrenar en cinta es ideal solo como complemento de tus entrenamientos. Hay muchos aspectos que varían con respecto al entrenamiento al aire libre: la amplitud de zancada, la pisada, el movimiento de los brazos, la presión plantar, el coste energético e incluso los músculos que trabajas. En mi caso noto mucho más cargados los iquiotibiales cuando "abuso" del entrenamiento indoor, tanto en la cinta como en el rodillo.
Cuando sales a correr tus piernas tienen el objetivo de propulsar tu cuerpo hacia adelante, mientras que cuando corres en cinta, al tratarse de un tapiz que se mueve hacia ti, no necesitas ejercer esa fuerza de propulsión. Dicho de otra forma, el hecho de facilitar el desplazamiento del pie hacia atrás por el mismo deslizamiento de la cinta, supone un menor esfuerzo muscular para impulsar el cuerpo hacia adelante.
El papel de las piernas cuando entrenas en cinta se centra más en mantener la estabilidad trabajando mucho menos la musculatura extensora e inhibiendo parcialmente el uso de algunos músculos.
Entrenar en cualquier época del año y hacerlo a ritmos más altos aumentando la velocidad máxima, así como poder concentrarte más en tu técnica de carrera, entrenar con diferentes inclinaciones y variar tus entrenamientos, son las principales ventajas de correr en cinta.
A continuación os dejo dos entrenamientos muy parecidos en cuanto a ritmos se refiere, hechos los pasados días 10 y 11 de marzo con más de 24 horas de descanso entre uno y otro.
El primero sobre una cinta a una velocidad de 14 km/h (ritmo medio de 4'16") y el segundo al aire libre intentando mantener un ritmo parecido al del día anterior (ritmo medio de 4'14").
Como datos significativos y sin entrar mucho en materia podemos destacar que:
- El consumo calórico en la cinta (411 calorías) es mucho más bajo que en la calle (720 cal).
- El 82% del trabajo en cinta se llevó a cabo en Z2 sin entrar casi en Z3 (solo un 2%), mientras que en la calle baja a un 55% la Z2 y aumenta en un 37% la Z3.
- La cadencia máxima y media se mantienen muy parecidas.
Carrera en cinta
Carrera en la calle
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