El entrenador tiene una gran responsabilidad en sus manos, la de preparar de manera adecuada al atleta. Para ello es indispensable la experiencia y el conocimiento tanto en la teoría como en la práctica. Una maratón es una empresa muy seria e importante y requiere de mucho conocimiento.
"Quien mejor conoce al gusano es la mariposa
porque pasó por ese proceso"
Otro papel importante del entrenador es evaluar si el atleta está en condiciones de realizar no sólo la maratón, sino de soportar la preparación que ésta conlleva. De lo contrario es muy probable que el atleta no llegue sano o llegue cansado, agotado y extenuado.
Aquí entra a tallar la ética de cada uno. Saber percibir si un atleta no reúne las condiciones mínimas (ya sea por ser principiantes o por no tener una buena aptitud física) sirve para decir que NO.
El punto, el objetivo, es concienciar, educar y ayudar al atleta a controlar su entusiasmo y apuro por debutar en maratón.
Es lógico (y necesario) querer ganarse la vida, pero no a cualquier precio. Hay que hacerlo lícitamente, sin jugar con las ilusiones de los demás, ni enfundando falsas esperanzas a cambio de no perder un "cliente".
Pienso que el problema radica en que nada se valora como antes. Hoy en día se premia el postureo, no se premia la calidad de las cosas, ni el esfuerzo que hay detrás, ni la inversión en tiempo y recursos que muchos hacen por cumplir sueños.
Realizar esta distancia requiere muchas horas de entrenamientos, esfuerzo y constancia.
En mi humilde opinión, terminar una maratón no significa hacerlo de cualquier manera, aunque es lo que últimamente se ve. Terminar una maratón es hacerlo en el menor tiempo posible (o al menos en un tiempo "lógico"), teniendo experiencia corriendo y no sólo habiendo "entrenado" durante tres meses. Además, hacerlo teniendo la seguridad de que no se pone en riesgo al cuerpo durante la prueba.
Hay corredores que se plantean muy rápido dar el salto a la maratón. Probablemente en la mayor parte de estos casos ni siquiera puedan llegar a terminarlo, y si lo hacen no será en las mejores condiciones. Aunque veamos en las redes sociales a personas felices con sus medallas de finisher, el maratón tiene una cara B. Aquella en la que muchos se lesionan, ponen en riesgo su salud, e incluso su vida.
Para conseguir acabar de verdad esta prueba es necesario que estés entrenado y olvidar eso de que se corre con la cabeza, porque si las piernas no responden ya puedes tener la cabeza más fuerte del mundo que no harás nada.
Estoy cansado de ver a gente que toman la salida caminando, con una mochila en la espalda y un palo selfie en la mano... También a los que se arrastran literalmente tras el paso por la media maratón. Lo siento pero no me gusta y, puestos a ser totalmente sinceros, tampoco veo mérito alguno en cruzar la meta de esta forma.
Porque la maratón no empieza en el kilómetro 1 del día de la carrera, sino el día que arranca la preparación. Un proceso duro y largo que nos hace sentir bien al comprobar cómo vamos superando etapas, llenándonos de paz cada vez que completamos un buen entrenamiento.
Todo ese conjunto es la maratón. No es solo el día de la carrera. Así lo he vivido yo en las 47 maratones® que he completado hasta la fecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.