Han pasado dieciséis años desde que corrí mi primer maratón oficial.
Maratón es el arte de esperar a que pasen cosas porque todo se resuelve a partir del kilómetro 30, donde cada paso manteniendo el ritmo es una victoria personal. Significa ni de más ni de menos durante 42 kilómetros y 195metros, siendo la única distancia en la que dos y dos no suman cuatro. Insensato y caprichoso, nos obliga a quitarnos la careta. Y escupe en la cara de la lógica para demostrarnos quien es el que manda, pero nos recuerda que es mejor perder las uñas que perder la fe. Maratón, la única prueba que no termina al cruzar la meta y nos recuerda cada vez que nos situamos en la línea de salida que la libertad no se negocia.
Había comentado en anteriores publicaciones que el próximo 2 de noviembre le diríamos adiós a la temporada en la Maratón de Oporto, antes de pasar por chapa y pintura para ponerle solución a mi maltrecho pie izquierdo. Y he de reconocer que todo lo que escupí para arriba me cayó encima. Me explico...
El año pasado nos suspendieron la Maratón de San Sebastián a unas horas de su celebración, con todos los gastos e inconvenientes que para cualquier persona, más para un "mileurista" como yo, supone. Cabreado, muy cabreado, me había prometido no volver. No por la suspensión (la seguridad siempre debe de ser prioridad), sino por las formas (que fueron tarde, mal y nunca). Pero hace unos días, tras rechazar en una primera ocasión un dorsal que me ofrecía mi amiga Mónica Arias, otro amigo como es Rubén Vergel me volvió a poner sobre la mesa la posibilidad de correr en Donostia... Y, sin que sirva de precedente, pasándome mis principios por el arco del triunfo, a ese segundo caramelo no le pude decir que no. Soy débil para ciertas cosas, ¿¡qué se le va a hacer!? 🍬
Así, si todo va según lo previsto, cerraré este 2025 con 75 maratones oficiales en el casillero, quedando a únicamente 25 de conseguir mi objetivo de llegar a las cien. A partir de ahí, si la vida me lo permite, seguiré corriendo maratones pero dejaré de contarlas.
Con esta tarea entre manos, todos los años por estas fechas me pongo a organizar mi próxima temporada. Y estos días han sido muy satisfactorios y positivos para mí, ya que varias marcas y empresas me han renovado no solo el patrocinio, sino ese cheque de ilusión tan difícil de encontrar a veces. Agradecido, muy agradecido, aquí hago una pequeña mención a quienes un año más me acompañarán en ese camino de las 100 👣
- Joma
- Keepgoing
- Sidrería El Requexu
- Clínica de Podología Nuevo Langreo
- Asturpersa
- Fronting Correduría de Seguros
- Cafetería Aniciu
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Haciendo de puente entre las maratones de Logroño y Oporto, el pasado sábado (11 de abril) cogía un globo en Gijón para hacer labores de liebre en una de las pruebas más bonitas y esperadas del calendario. 21,097 km por una ciudad preparada para recibir con los brazos abiertos a los 2.500 corredores y corredoras que tomamos la salida en su decimocuarta edición.
Hacer de liebre, ser un punto de apoyo para mis compañeros, es algo que me llena por completo. Hacerlo a orillas del Cantábrico, la guinda a una labor en la que desde su primera edición, y ya van catorce, llevo a cabo muy agradecido a Marta Díaz por contar conmigo cuando la Media Maratón de Gijón daba sus primeras zancadas.
Dicen que cortando huevos se aprende a capar. También que la experiencia no se compra, pero adquirirla cuesta un huevo. Y otra cosa no, pero huevos tengo dos y kilómetros unos cuantos en las patas, como para no ponerme más nervioso de la cuenta cuando se acepta la responsabilidad de "coger el globo" y ponerse al frente de un grupo que deposita toda su confianza (y sus ilusiones) en ti 🎈
Con el objetivo de guiar al grupo de 1h24min 🐰 pasamos los primeros catorce kilómetros con una diferencia de un segundo entre ellos (dos en el 10 y 14), intentando que los datos de mi GPS coincidieran con los puntos kilométricos marcados por la organización, que son los que realmente valen. A partir de ahí, con dos tercios de carrera completados, afrontamos la última parte de una prueba a la que había que ganarle unos segundos al cronómetro para compensar los 97 metros que complementan a los 21 kilómetros que componen la distancia, hermana pequeña de la maratón.
Pasadas las 18:30h, el velódromo de Las Mestas se iba tiñendo de distintos colores a medida que los 2.500 corredores y corredoras participantes íbamos haciendo aparición para recorrer los últimos 195metros que nos llevarían hasta el arco de meta, después de recorrer una ciudad volcada entre gritos de apoyo y muestras de cariño.
¡Qué buen sabor de boca me traigo siempre de Gijón! 😋
✋ Tras hablar con ellos, al igual que ya lo hice en mis redes sociales, desde aquí quiero romper una lanza en favor de mis compañeros, corredores populares como los demás que, con el único fin de echar una mano desinteresada, aceptan el desafío de llevar a cabo una tarea tan gratificante como ingrata, en ocasiones. Una labor para la cual, además de cargar con la mochila y la bandera, también tienes que hacerlo con el ya clásico "¡vas muy rápido!" que suelen exclamar quienes intentan seguir un ritmo para el que, quizás, no están preparados.
Gracias a Pisto, Raúl, Kepa, Manuel, Berto y Eva por querer pertenecer a este pequeño grupo de "globeros" que formamos.
Volveremos a Gijón, sin perder la esperanza de que algún día albergue una maratón como Asturias se merece. La posibilidad de poder recorrer los 42 kilómetros y 195metros por la "Villa de Jovellanos" serían un bonito regalo de reyes para muchos y muchas 🎁
Porque si ya mola la media... ¡Imagínate poder correrla entera!
Nos gusta el maratón porque besa y hiere como la primera novia.
Qué bonito es recorrer esos últimos 195metros sabiendo que en meta te espera quien no sólo aparece en tus éxitos, sino quien está ahí en los días oscuros, con los brazos abiertos 💖
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